Moshe ben Ja'acob Cordovero 
        Los comentaristas están de acuerdo en que  el rabí Alkabetz y José Caro son los fundadores del movimiento cabalista de  Safed basado en el Zohar, posteriormente a la salida de los sabios judíos de Sefarad. Sin embargo se  suelen mencionar a otros anteriores y posteriores; Cordovero, a quien le tocó  ser un sabio fundamental de esta escuela –y el que dejó una mayor obra detrás  de sí–, es la figura central de este acápite en el que trataremos igualmente la  de Isaac Luria y la de Hayyim Vital que tanto influyeron, por una parte en la  Cábala Asquenazí, y al mismo tiempo en la cábala cristiana del Renacimiento. 
         
        El traductor al francés, del tratado La Dulce Luz, ('Or Né'érab) de Cordovero, Schmouel Ouziel, expone en su  introducción hablando de la ciudad de Safed en Galilea: 
        
          A diferencia de Jerusalén, que tenía gran  importancia a los ojos de los musulmanes, Safed se benefició del poco interés  que despertaba en ellos, y su comunidad no tuvo que sufrir el odio religioso  que constituía la suerte de los habitantes de la ciudad santa. Esta  coexistencia tranquila atrajo a los judíos, exiliados de España y de otras  partes, que buscaban una vida religiosa intensa y una cómoda situación  económica. Su llegada masiva provocó una profunda y rápida transformación de la  comunidad local. 
               
              Hasta 1492, la mayor parte de la población  judía estaba constituida por norteafricanos187 o por musta'arabim188,  es decir judíos que habían permanecido en Palestina desde siempre, y muy  influenciados por la cultura árabe, sobre todo en el plano lingüístico; en  cuanto a los españoles, no representaban sino una minoría muy pequeña. En 1516,  la conquista turca implica para los judíos un giro favorable. De religión  sunnita189,  los turcos son relativamente tolerantes y su represión del bandidismo beduino  restablece un clima de seguridad en la región. Comienza entonces una ola de  inmigración. Antiguos y nuevos arribantes se organizan separadamente de acuerdo  a su país de origen190, poseyendo cada grupo su sinagoga y sus dirigentes. Es así como  se multiplican yeshibot, escuelas y  asociaciones de ayuda mutua y beneficencia. Por su parte, los judíos autónomos  rechazan en un primer momento unirse a los recién llegados, sospechosos a sus  ojos de haber practicado en España el culto cristiano. Pero con el aumento de  la inmigración, se dejan influenciar progresivamente e incluso adoptan algunas  costumbres españolas. El movimiento prosigue: en 1521, españoles y portugueses  representan ya un cuarto de la población judía191;  en 1570 constituyen su aplastante mayoría192.  A partir de entonces, los musta'arabim dejan de tener cualquier clase de influencia sobre la vida religiosa de Safed  y, debido a ello, terminan por ocupar el grado más bajo en la escala social:  reunidos en torno a una sola sinagoga, continúan practicando sus costumbres y  estudiando en árabe. 
               
              Safed se caracteriza entonces por una maraña  de diferentes comunidades: a los autóctonos y a los españoles divididos en  castellanos, cordobeses, catalanes, se añaden los judíos italianos, húngaros y  portugueses.  
         
        Y siguiendo poco después con su colorida  exposición: 
        
          Como hemos dicho anteriormente, la ciudad de  Safed193 se había transformado por completo en menos de 80 años. En 1522 había en Safed  3 sinagogas y 1 yeshibah mientras que  en 1602 se encuentran en ella ¡21 sinagogas, 18 yeshibot y una escuela de 400 alumnos194! 
            Para tener una idea de la amplitud de la vida  judía en Safed durante ese siglo, basta con pasar revista a las personalidades  más prestigiosas de la época. 
             
            La más importante es evidentemente R. Yossef  Karo (1488-1575). Nacido en Toledo, deja España hacia Portugal en 1492. En  1497, a consecuencia de la política de conversiones que allí se instaura, erra  nuevamente con toda su familia hasta Turquía. Aquí conoce a diferentes sabios y  especialmente a R. Yossef Taytazack, quien tendrá una gran influencia sobre él.  Es hacia 1510 cuando comienza a redactar su Beyt-Yossef.  En 1522, mientras se encuentra en Nicópolis, el día de Shabu'ot, su Maggid195,  voz de un ángel y personificación de la Mishnah que él estudia, le da orden de abandonar Turquía e ir a tierra santa196.  Parte pues para Andrinópolis donde se demorará durante 14 años. En 1523, cuando  comienza la epopeya de R. S. Molkho que terminará trágicamente en 1532, R. Y.  Karo, en su diario místico Maggid  Mésharim, solicita a menudo el derecho de ser martirizado en honor del  nombre de Dios, como el falso mesías. Su Maggid le anuncia varias veces que su oración ha sido escuchada y que tendrá derecho a  un final equivalente al de Molkho197.  En 1536 parte por fin para Palestina y se instala en Safed. En esa época ya se  encuentran allí 1.000 familias de expulsados que han impuesto la lengua  española en las escuelas. Pertenece al número de los sabios nombrados por R. Y.  Berab, y en 1542, después de 32 años de trabajo, termina la redacción del Beyt-Yossef198.  Dados su celebridad y talento, pide al resto de los sabios de su época que  canonicen su libro199. En realidad, será su Shulhan  'Arukh, después de que R. Moise 'Isserlis le añada sus notas sobre las  costumbres de los judíos asquenazíes, el que se convertirá efectivamente en el  libro de referencia de la vida judía. Este último aparece en 1565, el mismo año  que su diario místico, Maggid Mésharim. 
             
            Además de sus ocupaciones exotéricas, hemos  visto que R. Y. Karo se dedica también a la mística, su Maggid Mésharim es la prueba innegable. Pero por otra parte, el Maggid de R. Y. Karo le impone asimismo  numerosas prácticas ascéticas y le recomienda alejarse del orgullo y de la  cólera, de las palabras vanas y de la risa200.  Y le pide también estudiar los escritos de moral como Los Deberes de los corazones de Bahya y naturalmente la cábala. 
         
        En el Dictionary  of Jewish Lore and Legend en una entrada sobre M. Cordovero (1522-1570)  pueden leerse estos datos201: 
        
          Cabalista originario de España que se  estableció en Safed, al norte de Palestina. Autor prolífico, realizó en su obra  mayor, el Pardés Rimmonim ("El  Jardín de las granadas"), la síntesis de las doctrinas cabalísticas de sus  predecesores, cuyas teorías intentó armonizar. Es autor igualmente de otra obra  en la que consignó su práctica del "exilio", la cual le permitía  "exilarse" sobre las tumbas de los justos, en toda Galilea, y asumir  un "destierro" en honor de la shekhiná, el aspecto femenino de lo  divino, que se hallaba expatriada lejos del aspecto masculino de Dios. Para él,  la realidad es una manifestación de lo divino inmanente en el Mundo Inferior.  Aunque había aprendido de Elías, que le visitaba, los secretos de la mística,  sus enseñanzas cabalísticas fueron eclipsadas por la cábala mística de Isaac  Luria a quien brevemente tuvo como alumno en Safed.  
         
        El tema del "exilio" del pueblo  de Israel que se ha actualizado en diferentes épocas históricas tiene aquí una  nueva faz en el destierro de España, sin embargo, esta es una imagen del  "exilio" del ser humano apartado del seno de Dios, por lo que el  hombre después de haber caído debe penar en la tierra; todo esto sucede en el  alma del ser humano y por lo tanto mayor es el "exilio" con sus  problemas y adversidades, ya que no solo es un peregrinaje en este mundo sino  el peregrinar del alma en busca del espíritu, es decir de su Primera Identidad.  La historia del pueblo de Israel es igualmente una imagen de la búsqueda humana  del Sí Mismo. 
           
          Esto anticipa la Tsim-Tsum, ya que el cabalista al concentrarse en un punto, en su  soledad y su nada repite así ritualmente, vívidamente la acción cosmogónica  primordial en la cual el No-Ser se restringe en un punto oscuro, la Posibilidad  Universal, a partir de la cual se va generando un Mundo Nuevo que se va  iluminando suavemente y que emana del Fiat  Lux o la plenitud de lo manifestado. 
           
          Por su parte Charles Mopsik en la  introducción a su traducción de La  Palmera de Débora202 señala: 
        
          Moisés Cordovero siguió en primer lugar  estudios talmúdicos y tuvo, en el dominio de la halakhá (reglamentación), un maestro prestigioso, Rabí Joseph Caro  (1488-1575), autor de un vasto comentario llamado Beit Yossef sobre el Arbaa  Turim, de una clarificación metódica del Mishné Torah de Maimónides, titulado Kessef Mishné y de la más célebre compilación de reglas, el Shulhan Arukh, que todavía es hoy la  mayor autoridad en materia de jurisprudencia, y a la que se hace referencia  constantemente. En una de sus responsa,  el rabí Joseph Caro manifiesta la estima que tenía por su brillante alumno con  ocasión de una decisión jurídica de este último, que él aprueba: "Este  caso, escribe, no exige ninguna deliberación suplementaria, el juez ha  penetrado en el corazón de la causa. Que puedan repetirse tantas buenas cosas  en su nombre, que para él se cumpla el versículo: 'Si tu corazón es sabio, se  alegrará también mi corazón' (Pr. 23, 15)203." 
               
            Moisés Cordovero era juez en Safed y dirigía  allí una yéshiva, como lo testimonia  Rabí Menahem Azarías de Fano (1548-1620): "Era un gran erudito en materia  de guemará, pasaba todos los días en  la yéshiva para aguzar a los  estudiantes, esos retoños de olivo; tenía también un magisterio fijo y ejercía  la justicia entre el hombre, su hermano y su vecino204." 
             
            Ciertamente fue el encuentro con quien iba a  ser su maestro en materia de cábala y su cuñado (el hermano de su futura  esposa) lo que determinó a Cordovero a comprometerse totalmente con el estudio  del Zohar y del conjunto de la cábala. Rabí Salomón Alcabets Halevi (muerto  hacia 1580), cabalista y poeta (es el autor del famoso  himno para la entrada del Shabbat titulado Lekhá  Dodí "Viene mi amado para recibir a la novia") inició a  Cordovero, que tenía veinte años, en la tradición de los secretos de la Torah.  En la introducción a su obra enciclopédica, el Pardés Rimonim, que terminó al llegar a la edad de 27 años… 
           
        Se dice que se instalaron en Safed  numerosos judíos interesados por las escuelas de allí, entre ellas la  cabalística encabezada por Cordovero. Formaban parte de los que viajaron  diversos rabinos italianos y otros varios del área; el principal fue Isaac  Luria que llegó desde Egipto y pasó dos años entrevistándose con Cordovero  algunas veces, aunque nunca dejó de reclamarlo como su maestro. 
           
        A nuestro entender la labor de  sistematizador de Cordovero fue la que trajo a Safed a dichos alumnos y el  interés por un juez entendido no sólo en asuntos legales sino también en temas  religiosos y talmúdicos, y que a los veintisiete años no solamente había  finalizado el Pardés Rimonim, sino  que había encauzado su vida en el estudio de la Torah y la Cábala pese a su  prestigio exotérico. Y pensamos que su formación jurídica ha tenido mucho que  ver con el texto de su primer libro y que su método y modo de sistematizar son  absolutamente "universitarios" tal cual se podrían nominar hoy día ya  que la división en ítems y subtítulos, con el aditamento en la exposición de  primero, segundo, tercero, etc., y a su vez las subdivisiones que también se  numeran no es la de la literatura sacra, estudiada hasta aquí, sino su propia  creación, tal vez más adecuada para un estudiante actual que lo que podrían ser  los diversos capítulos del Zohar u  otras producciones cabalísticas. 
             
          El Pardés  Rimonim ("El Jardín de las granadas") según Mopsik es una suma: 
        
          que aborda el conjunto de las grandes  cuestiones de la cábala, representa el esfuerzo más persistente y sistemático  para poner en orden las temáticas y puntos clave del Zohar, del Tiquné ha Zohar, del que cita y analiza  más de cuatrocientos pasajes, así como del conjunto de la literatura de la  cábala, desde los escritos del Languedoc y de los círculos gerundenses y  castellanos, hasta los desarrollos de sus contemporáneos de Safed. Es también  una gran introducción a la sabiduría de los cabalistas que retoma y trata sus  discusiones y divergencias internas con un pensamiento penetrante y riguroso.  Comprende 32 pórticos cada uno de los cuales se subdivide en un número variable  de capítulos. De ellos los 19 primeros tratan de las distintas cuestiones  relativas a la divinidad: de la relación entre En-Sof (el Infinito) y la  primera sefira, del proceso de la Emanación y de la estructura de las sefirot,  y finalmente de los mundos exteriores a la Emanación. Los pórticos 20 a 23  explican el vocabulario de la cábala, las relaciones entre los términos de la  Biblia o del Midrash y las sefirot. Compuesto por orden alfabético, se trata de  un verdadero diccionario de las nociones y términos específicos. Los pórticos  25 y 26 se ocupan de las fuerzas de la impureza y del "otro lado".  Los cuatro siguientes exponen los significados de las letras, de las vocales,  de la antigua notación musical, concluyendo el libro con 2 pórticos dedicados a  la doctrina del alma y a la intención (Kavaná)  en las oraciones. 
         
        Como se puede apreciar diversos  estudiosos judíos nos dan un panorama claro de Safed y un perfil más o menos  luminoso de la figura de Cordovero, análoga a la de los cabalistas de Sefarad y  de Provenza. De hecho su obra y enseñanzas se basan en especial en el Tikunim Zohar, que se considera, sin  embargo, un agregado posterior al cuerpo de este libro, y al que cita  abundantemente en el Pardés Rimonim y  en muchos de sus escritos, entre ellos el Or  Yakar, La Luz Preciosa, que ha dejado de ser manuscrito hace poco tiempo y  recién ahora se ha impreso en hebreo205.  Para terminar señalaremos algún fragmento de esta obra que nos ha parecido  significativo, el primero de ellos, muy gráfico, referido al sentido literal de  la lectura de la Torah, antes de  pasar al comentario de La Dulce Luz y La Palmera de Débora:  
        
          Una pobre persona piensa que Dios es un  viejo con pelo blanco, sentado en un trono maravilloso de fuego que brilla con innumerables  chispas, como dice la Biblia: 
               
              "El Anciano de los Días está sentado, el  pelo sobre su cabeza como límpido vellón, su trono, llamas de fuego." 
               
              Imaginando esto y fantasías similares, el  tonto corporiza a Dios. El tonto cae en una de las trampas que destruyen la fe.  Su temor reverente a Dios está limitado por su imaginación206. 
          Pero si tú estás iluminado, tú conoces la  Unidad de Dios; tú sabes que lo divino está vacío de categorías corpóreas  –éstas nunca pueden ser aplicadas a Dios. Entonces, te preguntas, asombrado:  ¿Quién soy? Seré una semilla de mostaza en medio de la esfera de la luna, que  ella misma es una semilla de mostaza dentro de la próxima esfera. Así es en esa  esfera, y todo lo que contiene en relación a la próxima esfera. Y así es con todas  las esferas –una adentro de la otra– y todas ellas son una semilla adentro de  otros espacios. 
          Tu temor reverente es fortalecido, el amor en  tu alma se expande. 
         
        Y a propósito del ascenso del alma (o  nivel de conciencia) del cabalista, Cordovero apunta: 
        
          Cuando un iniciado efectúa un vuelo con su  espíritu, constata que ello es inestimable. Los colores que son visibles al ojo  o que son representados en espíritu, pueden tener un efecto sobre lo  espiritual, aunque los colores en sí mismos sean físicos. Nefesh (el alma inferior) puede incitar a Ruah (el espíritu intermediario), y a su vez Ruah incita a Neshamah (el alma superior). Neshamah asciende  entonces de una esencia hacia la siguiente, hasta que alcanza su fuente. 
         
        Y este otro fragmento donde expone de  manera clarísima el tema de la Unidad en la multiplicidad: 
        
          En el principio, En Sof, emanó diez sefirot,  que son de su esencia, unidas a ello. Ello y ellas son enteramente uno. No hay  cambio o división en el emanador que se justificaría diciendo que ello está  dividido en partes en estas varias sefirot. La división y el cambio no es de  ello, solo de las sefirot externas. 
             
            Para ayudarte a concebir esto, imagina el agua  fluyendo a través de receptáculos de diferentes colores: blanco, rojo, verde y  así sucesivamente. Conforme el agua se esparce a través de esos recipientes,  ella parece cambiar en los colores de los recipientes, aunque el agua está  exenta de todo color. El cambio de color no afecta al agua en sí misma, sólo  nuestra percepción del agua cambia. Y así es con las sefirot. Ellas son  recipientes, conocidos por ejemplo como, Hesed, Gueburah y Tiferet, cada uno  coloreado acorde a su función, blanco, rojo y verde, respectivamente, mientras  que la luz del emanador –sus esencias– está en el agua, sin tener color alguno.  Esta esencia no cambia; sólo parece cambiar al fluir a través de los  recipientes. 
             
            Mejor aún, imagina un rayo de luz del sol  brillando a través de un vitral de diez colores diferentes. La luz del sol no  posee ningún color en absoluto, pero parece cambiar de matiz al pasar a través  de los diferentes colores del vidrio. Luz coloreada irradia a través de la  ventana. La luz no ha cambiado esencialmente, aunque sí pareciera hacerlo para  el espectador. Así mismo, con las sefirot. La luz que se viste a sí misma en el  recipiente de las sefirot es la esencia, como el rayo de la luz solar. Esa  esencia no cambia de color en absoluto, ni el juicio ni la compasión, ni lo  derecho o izquierdo. (Traducción al inglés de Daniel Matt).207 
           
        
              |