PRESENCIA VIVA DE LA CABALA II
LA CABALA CRISTIANA

FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS

CAPITULO VI
CABALA Y ALQUIMIA (7)

Siglo XVII: Thomas Vaughan, Elías Ashmole,
John Dee y Robert Fludd

Si en la Edad Media fueron muchos los manuscritos alquímicos que sucedieron al Picatrix, en el siglo XVI y sobre todo en el XVII, fueron cientos si no miles los manuscritos y los libros impresos con material alquímico y, desde luego, contenidos espagíricos y médicos en general emparentados con la Ciencia Sagrada. Entre ellos sólo queremos mencionar en este último siglo en Inglaterra la obra de Thomas Vaughan (1622-1666), también conocido como Eugenio Flilaleto, discípulo de Ireneo Filaleto (¿George Starkey?), llamado el Cosmopolita.

En el siglo XVII Eugenio Filaleto atiende un laboratorio de remedios espagíricos y en 1650 publica su primer libro La Antroposophia Theomagica dedicada a los hermanos rosacruz. Igualmente en Inglaterra, Elías Ashmole, antologista del Theatrum chemicum britanicum (1652), es defensor de los Rosacruces421 y uno de los primeros masones reconocidos en ese país. A ellos habría que agregar el nombre del extraordinario John Dee, autor de la célebre obra La Mónada Hieroglífica y de una introducción a los Elementos DE Euclides, y asimismo a su seguidor Robert Fludd, continuadores de la expresión de la Ciencia Sagrada. De la extensa bibliografía de este último, destacamos: Apología compendiaria; Tractatus Apologeticus; Tractatus Theologo-Philosophicus; Utriusque Cosmi… Historia; Anatomiae Amphitheatrum; Veritates Proscenium; Philosophia Sacra; Medicina Catholica; Philosophia Mosaica, etc. Aportaremos también de ellos varios grabados a nuestra colección.422

NOTAS
421
422 En todo caso, aunque no teniendo nada que ver con los Rosacruces y la Masonería, al menos aparentemente, pero sí con la alquimia, y especialmente con la Cábala a través de años de estudios de la escritura bíblica y sus correspondencias numéricas, trabajó devotamente el conocido Isaac Newton, que además de haber expresado la teoría de la gravedad de modo geométrico-mecánico siguiendo a Descartes, no dejó nunca de interesarse por otro tipo de estudios que, en definitiva, parecían llamarle la atención más que los honores y los halagos que le produjeron sus hallazgos matemáticos.