Portada de Documentos de la Iglesia Secreta II. 
ilustración: Ana Contreras, a partir de una imagen de los Rothschild Canticles, Flandes c. 1300.

DOCUMENTOS DE LA IGLESIA SECRETA II *
Federico González Frías y La Colegiata


Introducción

«La tarea del artista es la de mediador entre la esencia del símbolo (o Verbo) y su manifestación en el mundo temporal (obra del Verbo Creador). De entre todas las criaturas, sólo al hombre le es dado el tomar conciencia de este papel y a través de él es el Universo el que se hace consciente de sí mismo. El propósito de la educación tradicional consiste en llevar a cabo esta toma de conciencia, despertando las capacidades latentes que todo hombre lleva ocultas, siendo ésta la función que cumple el gremio de los artistas, dirigido por un maestro que conoce los principios que gobiernan el Arte». (Introducción a la Ciencia Sagrada, Programa Agartha. Federico González y col.).

Este segundo volumen recoge, como el anterior, comentarios a los textos de la obra de Federico González Frías, El Simbolismo de la Rueda, seleccionados y reunidos por María Victoria Espín para la página de Facebook llamada Miscelánea Hermética que él dirige, donde aparece «un pensamiento o meditación» extraído de ese libro para cada día.

A modo de aedos estos rapsodas que somos sus alumnos –y de quien todo lo hemos recibido a manera de un Padre espiritual, muy paciente, que instruye a sus hijos con Amor y Rigor insuflándoles la vida, es decir, la posibilidad de ser ¿acaso como se dice en el Asclepio acerca de las estatuas vivas?– y ahora sus amigos como él mismo lo manifiesta en el Proemio, cantamos a la Deidad componiendo entre todos una gran sinfonía articulada por distintos tonos, acordes, colores, tempos, ritmos, armonías y desarmonías, pausas, y silencios también, que conjugados entre sí e inspirados por una sola voz, la de Federico, conforman este viaje por la Vía Simbólica que él nos ha transmitido llevándonos a la puerta misma de la realización espiritual-intelectual, es decir a la Libertad.

Se dice en la Introducción a la Ciencia Sagrada, texto imprescindible para el estudio, la aprehensión de la doctrina y el conocimiento del Sí Mismo, que estas enseñanzas «requieren de paciencia y voluntad para desarrollar la energía llamada inteligencia» pues es esta energía en conjunción con la Sabiduría, o sea las ideas-fuerza primordiales que todos portamos dentro en potencia, las que activadas y despertadas nos enseñan a pensar y a desarrollar un recto juicio, es decir, a discernir, a diferenciar entre lo sagrado y lo profano, lo verdadero y lo falso, y a penetrar en lo más profundo de nosotros mismos «en el conocimiento de lo que somos, de nuestra propia identidad».

Y sabemos que las verdades eternas han sido reveladas a todos los sabios desde siempre, y conservadas y transmitidas por una Tradición Primordial en cuyo seno se han conservado intactas, sin alteración en su esencia, aunque en su expresión exterior hayan ido adoptando distintas formas, según lo requería su propia idiosincrasia, en el tiempo y el espacio que les tocó vivir a los hombres ya fuesen nómades o sedentarios, transmitiendo esas verdades y formas sus guías espirituales, sacerdotes, chamanes, sabios, alquimistas y poetas; ya fuere por la palabra, en el primer caso, y luego por la escritura (en nuestro caso, por ambas). Y esos sabios las han conocido, vivido y encarnado porque les han sido reveladas, es decir porque son iniciados en estos Misterios posibilitando su transmisión y enseñanza, quedando plasmadas, para que no desaparecieran, en sus escritos y libros sagrados para todos aquellos buscadores que, llamados para ello, han escuchado, y entregados a ese llamado han recibido en la caverna de su corazón, en el silencio y la soledad dicha certeza pudiendo beber entonces de esa fuente inagotable de conocimiento que da sentido a nuestras vidas.

Pero nosotros, habitantes de este fin de ciclo, pertenecemos a la Tradición Hermética que es la propia de Occidente, y cuyo nombre proviene del dios Hermes, entidad altísima que en Egipto era llamado Thot y en Alejandría Hermes Trismegisto, «el poseedor de las tres cuartas partes de la sabiduría universal», es decir el Hermes griego y el Mercurio romano cuyos atributos son el caduceo y unas alas que porta en sus sandalias y cuya función ha sido siempre la de transmisor de la Sabiduría perenne, revelador de los Misterios de la vida y la muerte, instructor y guía, psicopompo conductor de las almas, mensajero e intermediario entre los dioses y los hombres y entre éstos y aquellos, dador de la palabra y médico de cuerpos y almas, aunque portando distintos nombres a través del tiempo.

Se dice de nuevo en Introducción a la Ciencia Sagrada que:

«Hermes es eterno, así sea este o aquel el nombre que le han dispensado los distintos pueblos. Unánimemente es transmisor de enseñanzas y secretos, así se lo llame Thot, Enoch, Elías o Mercurio. Su revelación por el bautismo de la inteligencia se produce en aquellos que han encarado sin prejuicios ni muletas el Conocimiento y se han afiliado intelectualmente a su patronazgo; su invocación, concentración y aplicación de los distintos métodos de su ciencia establece una comunicación directa con esta altísima entidad, que se manifiesta internamente a cualquier grado en las individualidades dispuestas a ello. (…) Espíritu protector de los viajeros, de los comerciantes y peregrinos, su influencia se hace sentir como la energía aquella que nos transmite los mensajes más rápidos y ligeros en el camino iniciático. Su poder es tal, que sin él nada sería, ya que como iniciador en los misterios de la vida y el cosmos, sus vibraciones protectoras –también disolventes– actúan como un catalizador a los efectos del viaje del Conocimiento… sutil y ligero, pero al mismo tiempo lleva la vara del caduceo, símbolo del eje y de las dos corrientes que se enroscan simultáneamente en él. Él nos aguarda en todas las encrucijadas de nuestros caminos. Su pensamiento es sabio y revelador».

Mas también se dice que estas enseñanzas «tardan muchísimos años en realizarse, casi al límite de nuestra muerte física…» y que no están exentas de dolores, sufrimientos, pérdidas, aniquilaciones, muertes, todas necesarias en el camino ascendente hacia la reintegración del sí mismo en la Unidad. Pero para que las purificaciones y transformaciones del alma, necesarias en este viaje de ascenso, se efectúen, verdaderamente, hay que dejarlo todo y morir interiormente a aquello aprendido del medio en que nacimos y creemos ser. Quedarse sin nada, y aceptar nuestra ignorancia pues la copa del corazón precisa vaciarse de trabas, tonteras, mentiras, simulaciones, apegos, fantasías e ilusiones, propios del hombre viejo y el mundo moderno que no es «sino sueño y engaño», impidiendo que el alma pueda elevarse liviana hacia su esencia inmutable, perfecta, sin fisuras ni dualidad en la Unidad del Ser.

Aunque una vez transpuesto el umbral, es decir, la puerta que separa al mundo profano del sagrado, y efectuado una separación entre lo exotérico y lo esotérico, y habiendo recibido el ‘bautismo por las aguas’ purificadoras del espíritu comienza verdaderamente este viaje, esta iniciación en los Misterios del Ser, que en realidad, en un momento dado del camino, no tiene vuelta atrás ya que una vez recibido el rayo fecundador de la Inteligencia y el flechazo de Eros-Amor, es decir la ‘certeza’ en el corazón, lo único que este anhela es fundirse con Él. Y esto es así porque es Él el principio, medio y fin de esta extraordinaria travesía llena de sorpresas inimaginables pues pertenecen a «otro mundo», a otra realidad que es la propia del hombre en su estado divinizado, concedido a éste por la Deidad desde el Principio, y que una vez comprendida en su corazón le devuelve a su verdadera función o papel protagónico en la creación como intermediario entre el Cielo y la Tierra, uniendo en su centro sus dos naturalezas, celeste y terrestre, por lo cual el Ser Universal se reconoce a Sí Mismo en su acto creativo completando, de esta manera, la Obra inacabada por el Artífice de todo cuanto existe, o no, pues ésta es tan sólo una Posibilidad en el seno de su No Ser.

Pero volvamos a Miscelánea y a lo que en ella se ha producido, y, dejemos que los hados nos conduzcan a la Grecia del s. IV a. C., a los Jardines de Academo donde se reunía la Academia Platónica, y oigamos al divino Platón quien nos describe en un diálogo entre Sócrates y el rapsoda Ion lo que es la imantación por la Palabra, que en nuestro caso, ha sido por la de Federico, nuestro guía intelectual1, quien nos ha transmitido la energía espiritual contenida en Ella despertando en nosotros la Inteligencia, y el Amor al Conocimiento, y además, podría decirse con toda certeza, que nos ha iniciado en el oficio de la escritura, en el lenguaje hermético, propio del dios Thot, escriba divino, a este grupo de llamados aedos, cantores y algunos auténticos poetas navegan­tes en la barca acorazada por las aguas de este fin de ciclo. Y agarrados al hilo que nos tienden los dioses hemos podido salir del Olvido, y recuperar la Memoria, y la ‘audición’ de lo que en verdad somos; la Palabra se ha hecho ‘carne’, ha encarnado en el corazón de aquellos que se han abierto a recibirla actualizado la posibilidad de retornar al Origen Divino.

Dice Platón en el Ion que es una fuerza divina la que mueve al poeta, al artista que compelido por una piedra imán, análoga a la Divinidad puede, por esa atracción, que no es otra cosa que Amor, llegar a conocer la verdadera Belleza, pues el hombre poseído por Amor se «encanta» por lo bello y bueno, y atraído por esa belleza innata en toda la creación se va elevando de peldaño en peldaño vivenciando en el alma los diversos estados del Ser cada vez más sutiles y cercanos a la Belleza en sí, eterna y divina de la que todas las otras no son sino un reflejo. Cuando el hombre llega a contemplarla comprende que la Belleza en realidad es la Verdad de Todo cuanto existe produciéndose una cadena, una fuerza que imanta a unos y otros.

Y dice Sócrates:

«…una fuerza divina es la que te mueve, parecida a la que hay en la piedra que Eurípides llamó magnética y la mayoría heraclea. Por cierto que esta piedra no sólo atrae a los anillos de hierro, sino mete en ellos una fuerza tal, que pueden hacer lo mismo que la piedra, o sea, atraer otros anillos, de modo que a veces se forma una gran cadena de anillos de hierro que penden unos de otros. A todos ellos les viene la fuerza que los sustenta de aquella piedra. Así, también, la Musa misma crea inspirados, y por medio de ellos empiezan a encadenarse otros en este entusiasmo. De ahí que todos los poetas épicos, los buenos, no es en virtud de una técnica por lo que dicen todos esos bellos poemas, sino porque están endiosados y posesos. (…) así también los poetas líricos hacen sus bellas composiciones no cuando están serenos, sino cuando penetran en las regiones de la armonía y el ritmo poseídos por Baco, y, lo mismo que las bacantes sacan de los ríos, en su arrobamiento, miel y leche, cosa que no les ocurre serenas, de la misma manera trabaja el ánimo de los poetas, según lo que ellos mismos dicen.

(…) son ellos, los poetas, quienes nos hablan de que, como las abejas, liban los cantos que nos ofrecen de la fuentes melifluas que hay en ciertos jardines y sotos de las musas, y que revolotean también como ellas.»

Y más adelante

«…Y es verdad lo que dicen. Porque es una cosa leve, alada y sagrada el poeta…»

y

«…es por una predisposición divina, según la cual cada uno es capaz de hacer bien aquello hacia lo que la Musa le dirige…»

«(…) pues es la divinidad misma quien les dice y quien, a través de ellos, nos habla.»

«Con esto, me parece a mí que la divinidad nos muestra claramente, para que no vacilemos más, que todos estos hermosos poemas no son factura humana ni hechos por los hombres, sino divinos y creados por los dioses, y que los poetas no son otra cosa que intérpretes de los dioses, poseídos cada uno por aquel que los domine.»

Y esto que dice Platón es verdad pues «uno lo siente como tal», en el rito del Teatro, y en nuestros escritos, que al volver a leerlos no se puede comprender cómo es que de tu mano hayan salido tales palabras. Y entonces uno vuelve a preguntarse, ¿quién?

Según algunos autores la poesis es un estado del alma, también la inspiración poética, el enthousiasmos divino, el delirio que experimenta el poeta provocado por las Musas. Este término deriva del griego que significa ‘creación’, es decir crear, ‘hacerlo,’ análogo a cualquier proceso creativo desde la nada, o sea a la ‘actividad creadora’ que además resulta ser una forma de conocimiento pues cualquier verdadera creación, a saber, ‘hecha con arte’ resulta de la génesis de algo que siendo potencia se actualiza, acción que ocurre en el interior del corazón del poeta-artista capaz de recrear nuevamente el mundo por la sola acción de nombrar lo que piensa. Esta acción está íntimamente relacionada con la Belleza y la intuición interior que produce una emoción intelectiva que posibilita «dar a luz» a algo «que no era, hasta el momento de su manifestación» o como lo expresa Platón en el Banquete, por boca de Diotima, la sabia de Mantinea, maestra de Sócrates, quien le «enseñó, también las cosas del amor»: «la causa que convierte cualquier cosa que consideremos de no-ser a ser». Y agrega que:

«… no se llaman creadores, sino que tienen otros nombres y que del conjunto entero de la creación se ha separado una parte, la concerniente a la música y al verso, y se la denomina con el nombre del todo. Únicamente a esto se llama, en efecto, ‘poesía’ y ‘poetas’ a los que poseen esta porción de creación.»

Lucrecia Herrera


NOTAS

*  Documentos de la Iglesia Secreta II. ISBN: 978-84-617-2364-5. 21x29,7 cm. 260 págs. 33 ilus. b/n, tapa dura, papel cuché 115 gr. Recopilación de material: Mª Victoria Espín Teruel. llustración de la portada: Ana Contreras, a partir de una imagen de los Rothschild Canticles, Flandes c. 1300. Ficha en Librería Alibri, Barcelona. Presentación tomos I y II.

1   Obra publicada: - El Simbolismo de la Rueda. 3ª ed. ilustrada: Kier, Buenos Aires 2006. - El Simbolismo Precolombino. Cosmovisión de las Culturas Arcaicas. 2ª ed. ilustr. y revisada: id., 2003. - En el Vientre de la Ballena. Textos Alquímicos. Obelisco, Barcelona 1990. - Tarot: El Tarot de los Cabalistas. Vehículo Mágico. 2ª ed.: mtm editores, Barcelona 2008. - Simbolismo y Arte, 2ª ed., Libros del Innombrable, Zaragoza 2004. - Esoterismo Siglo XXI. En Torno a René Guénon. Muñoz Moya, Sevilla 2000. - Hermetismo y Masonería. Doctrina, Historia, Actualidad. 2ª ed.: 2004, Kier, Bs As. - Las Utopías Renacentistas. Esoterismo y Símbolo. Kier, Bs As, 2004. - Antología: Federico González, Libros del Innombrable, Zaragoza 2008. - Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos, id., 2013.

En colaboración: - Introducción a la Ciencia Sagrada (Programa Agartha). Con F. Ariza et al. Symbolos, Barcelona, 2004. - Presencia Viva de la Cábala. Con Mireia Valls, Libros del Innombrable, Zaragoza 2006. - Presencia Viva de la Cábala II: La Cábala Cristiana. Con Mireia Valls, id., 2ª ed. 2013. Así como: - Símbolo, rito, iniciación. La cosmogonía masónica. Siete maestros masones. Obelisco, Barcelona 1992. 2ª ed.: Cosmogonía masónica. Símbolo, rito, iniciación. Kier, Buenos Aires 2003 y - La Logia viva. Simbolismo y Masonería. Siete maestros masones. Obelisco, Barcelona 2006.

Obras de teatro: - Noche de Brujas. Auto sacramental en dos actos. Symbolos, Barcelona 2007. - Tres Teatro Tres, Libros del Innombrable, Zaragoza 2011. En DVD: Noche de Brujas (2007 y 2012), En el Útero del Cosmos: Comedia Hiperrealista de alcance Subliminal (2008 y 2013, basada en En el Vientre de la Ballena), Lunas indefinidas (2009), El Tesoro de Valls (2010), En el Tren (2011 y 2014).

Novelas-farsas: Defensa de Montjuïc por las Donas de Barcelona, Jauja y El Libro del Secreto (Libros del Innombrable, Zaragoza 2009).

Sobre su obra se han publicado: - Viaje en pos de un Destino. Mireia Valls, Barcelona 2009. - Historia Viva. Un recorrido por la obra de Federico González. Mª Victoria Espín, id. 2009. - La Obra de Federico González: Simbolismo - Literatura - Metafísica. Francisco Ariza, Libros del Innombrable, Zaragoza 2014.

Para más datos y traducciones de sus libros: http://es.wikipedia.org/wiki/Federico_González [y en este mismo sitio web].

 


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