PRESENCIA VIVA DE LA CÁBALA II
LA CÁBALA CRISTIANA

FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS
Paulus Ricci, Philosophica prophetica ac talmudistica (Augsburg, 1514)
Paulus Ricci, Philosophica prophetica ac talmudistica pro christiana…,
Augsburg, 1514. Gallica-Bibliothèque Nationale de France.

CAPITULO IV
LA CABALA EN ITALIA (6)

Agostino y Paulus Ricci
Para el primero de estos personajes, al igual que para otros en nuestra investigación, nos valdremos de los textos de François Secret el que nos explica de Agostino –tan desconocido, a menudo confundido con Paulus, del mismo apellido, ambos judíos conversos de los que se dice eran hermanos– lo siguiente:

Augustinus Ricius, cuya obra208 fue reeditada en París en 1521 por Oronce Finé, pero sin la Epístola de astronomiae autoribus, expone qué es la kabbala: "Según la intención de los cabalistas, en cuanto puede colegirse de varios autores, todo procede de Dios según una triple manera. Algunos seres existen antes de la creación por sola emanación: a éstos los llaman Eciluth, abstracción, como está escrito en Números XI, 17: 'Y yo tomaré el espíritu que está sobre ti…', si bien San Jerónimo traduce de otra manera esta palabra, atento sobre todo al sentido y negligente respecto de la propiedad de varias palabras. Las cosas así producidas los cabalistas las llaman Sephiroth, que se puede traducir como numeraciones. El segundo modo es la producción ex nihilo, a lo que llaman Beriah, creación. Al tercero lo llaman Assia, hacedura; algunos lo llaman Iecira, formación, ya que éste es el modo de generación de los seres, que dependen de algo preexistente. Los seres que son producidos por el primer modo parecen depender de Dios como la claridad de la luz, sin creación concurrente".

En otro párrafo nos enseña que nada puede hacer concebir mejor la naturaleza de la esencia divina que la luz, para lo que cita a Pitágoras, Platón, Plotino, Dionisio, Yámblico, Ficino, Algazel y los textos de Exodo XXIV, Ezequiel y San Juan: "Yo soy la luz del mundo". (…)

Después de haber dejado expuestos los siete géneros realizados por medio de la luz, Rici muestra que los siete sephiroth o ideas de la luz divina son la materia prima, los elementos, los minerales, los vegetales, los animales carentes de sentido y los seres racionales. Así como los tres primeros sephiroth forman el mundo espiritual, los otros siete se llaman Holam Habina, es decir, el mundo de la construcción o del edificio, el mundo corporal, que parece construido como una casa, y que procede de los primeros sephirot. (…)

Muestra a continuación cómo el mundo corporal está gobernado por estos sephiroth: "Por estos sephiroth o ideas el mundo es regido como por los dioses, para hablar como los astrólogos de los planetas. Los cabalistas someten a los patriarcas y profetas al influjo de estos sephiroth: Abraham depende de Hesed, Isaac de Pahad, Jacob de Tiphereth y Moisés de Malcuth".209

No sabemos de qué modo pueda haber llegado a obtener sus conocimientos de Cábala, en parte deficientes, empero Ricci (1512?-1564) era un converso y su misma filiación y algunas relaciones le fueron llevando a manejar elementos cabalísticos, los que quiso testimoniar en su obra, más inclinada a la literatura si se tiene en cuenta su autoría de la Comedia I tre tiranni210 y el éxito que alcanzó lo que lo hizo famoso. Era además médico, y médico pontificio, cargo que ejerció por años. En cuanto a la información del también médico francés Symphorien Champier que lo hace hermano de Pablo, del mismo apellido, famoso cabalista cristiano del que nos ocuparemos a continuación, no parece ser del todo segura.

Debe considerarse que todos los textos de Cábala escritos por judíos conversos como los Ricci no podían nombrar y transmitir la Sabiduría hebrea si no era por el medio de repudiarla y sólo utilizarla en la "conversión" harto improbable de los intelectuales judíos, como él, entre dos religiones, el Antiguo y el Nuevo Testamento, unidos por una misma metafísica, es decir por la Cábala revelada tanto a cabalistas judíos como a filósofos gnósticos y alquimistas herméticos obligados a decirse cristianos.

Y esto les hace estar siempre al borde del abismo, rechazados por los judíos por "desertores" y mirados con gran recelo por los cristianos, que nunca los acabarán de reconocer como "suyos". En verdad, esto acostumbra a tocarle muy de cerca a cualquiera que no se adscribe a tal o cual partido o religión, ya que interesado fundamentalmente por la vivencia de lo metafísico, sabe que toda particularidad o parcialidad es una limitación, una cadena, y por lo tanto dedica ingentes labores y oraciones para librarse de todas ellas. Contrariamente, para el que está atado, y no quiere o no puede desprenderse de los lazos, esa actitud del "libre" es un "insulto" ante su cobardía, y dedica entonces más esfuerzos a mirar de aplastarlo que a salir de su prisión.

Aquí se debe destacar una vez más la diferencia entre metafísica (Cábala) y religión y explicar que tanto la triunidad de los principios y la idea de infinito (En Sof) son realidades compartidas por el esoterismo cristiano y judaico pero no son expresadas actualmente por boca de sus ministros y teólogos que se refieren a otro mundo distinto que el de los cabalistas, poetas y teúrgos, aunque metafísica y religión puedan coexistir considerando cada cosa a su nivel.

La religión está íntimamente vinculada con lo humano, dicho esto, expresaremos que la Cábala, en oposición, se relaciona con lo no humano. Por lo cual, desde el punto de vista "humano" la religión es "más", pues auxilia, reconforta y perdona, es fraterna, mientras la metafísica nada tiene que ver con todo ello, ni con sus análogos o contrarios.

La Cábala se ocupa del Conocimiento, o sea de la posibilidad que tiene el hombre de encarnar su parte no-humana, gracia que se les da a pocos, porque muchos la rechazan por parecerles "menos" pues la ven como ignorante, inferior, revulsiva, aunque no saben que se están refiriendo a la Sophia Perennis, posibilidad presente en el interior de todas las almas.

Por otra parte es equivocado considerar al "misticismo", siempre religioso, como el fin o culminación del proceso del Conocimiento de lo Sagrado, labor experimental propia del cabalista y siempre relacionada con la metafísica y no la religión. Asimismo es falso considerar al éxtasis y lo extático que se logra en un pequeño espacio de tiempo y se produce de vez en cuando, gracias a abstinencias morales, abundantes privaciones y piedad, como el fin de la búsqueda del cabalista. Por el contrario el estado de Conocimiento, de deificación, no es accidental, sino permanente –a menos que el interesado lo interrumpa– y absolutamente normal en todos aquellos capaces de abrirse a su Destino, cualquiera que este fuese, puesto que la deidad está en nosotros, no en otro lugar, ni fuera del ser humano que es quien la percibe.

Como podrá apreciarse el otro Ricci, Paulus [m.1561], ahora cristiano, es un representante destacado de la Tradición, un sabio a otro nivel en el que la metafísica se le brinda por su intuición intelectual, su fidelidad a su forma tradicional y su conexión con ella cualquiera sea la horrible forma que pueda revestir su existencia, de nuevo.

Paulus Ricci fue muy maltratado por J. Blau en su The Christian interpretation of the Cabala ya citado, en el que le endilga el duro calificativo de apóstata;211 en esta brevísima entrada que firma Godfrey E. Silverman en la Encyclopaedia Judaica212 se mantiene el calificativo, aunque se es más objetivo con el personaje, Paulus Ricci, del que se apunta:

Paulus Ricius (Rici, Rizzi, también llamado Paulus Israelita, m. 1541), humanista, traductor y apóstata. Probablemente nació en Alemania y fue bautizado en Italia alrededor de 1505 y en el próximo año conoció a Erasmus en Pavía, donde devino profesor de filosofía y medicina. Ricius fue uno de los muy pocos conversos judíos de la época que hizo una seria contribución al hebraísmo cristiano, aunque también escribió una serie de obras (Sal Foederis, 1507, 1514) diseñadas para confirmar su nueva fe y refutar los argumentos judíos por medio de la Cábala. Desde 1514 fue médico del emperador Maximiliano de Augsburgo; en 1521 fue elegido para ocupar la cátedra de Hebreo en Pavía; y la gracia de la cual gozaba en la corte imperial le llevó a que le ennoblecieran como Barón von Sparzenstein en 1530. Las obras que Ricius publicó incluyen traducciones de textos judíos e islámicos y algunos escritos originales, principalmente sobre temas místicos. Las traducciones son: parte del Sha'arei Orah de Joseph Gikatilla; la única edición en latín sobreviviente de un tratado médico por el erudito español del siglo XII, Albucasis; y obras de Averroes.

Sobre todo, Riccius, es ahora principalmente recordado como uno de los arquitectos de la Cábala Cristiana. La traducción del Sha'arei OrahPortae lucis (Augsburgo, 1516)– fue leída por Conrado Pellicanus mientras estaba todavía en manuscrito e inspiró a muchos eruditos posteriores a abordar proyectos similares (ejemplo, las traducciones de G. Postel del Zohar). Ricius ayudó a popularizar la "profecía de Elijah" (basada en Sanh. 97a) y, como Pico della Mirandola (cuyos conocimientos de la Cábala, Ricius menospreciaba), fue capaz de "descubrir" la Trinidad y otras doctrinas cristianas en las obras místicas judías, que él defendió en contra de los ataques de Jacob Hoogstraaten en su Apologeticus sermo (en Pistorius, Artis Cabbalisticae Tomus I, 1587).

Otras obras de Ricius incluyen el tratado De anima coeli (1519)213 y Responso ad interrogationem de nomine Tetragrammato (1519), y Statera prudentium (c. 1532), que condujo a una controversia con el humanista Girolamo Aleandro a causa de la evidente tolerancia del autor por el protestantismo. De coelesti agricultura libri quattuor (1541), una colección de las obras más importantes de Ricius que aparecieron justo antes de su muerte, contenían un prefacio firmado por su maestro, el filósofo Pietro Pomponazzi.

Lynn Thorndike dice de este peripatético:214

Pietro Pomponazzi (1462-1525), el filósofo de Mantua que enseñó en Padua, Ferrara y Bologna, es bien conocido por su trabajo sobre el alma, que apareció en 1516 y fue quemado públicamente en Venecia, cosa que provocó varios ataques y respuestas.

Luca Gaurico, quien estudió bajo Pomponazzi en Padua, más tarde le describió como débil de cuerpo y casi un enano, con una bella cara y una cabeza grande, afable y sonriente. Se casó tres veces, como Gaurico decía haber predicho, pero tuvo sólo un niño, una hija a la que legó una dote de doce mil ducados. Mantenía el profesorado corriente en filosofía en Padua con Antonio Fracanzano como colega, luego enseñó en Bologna con Achillini y Nifo. Una enmienda debe ser ofrecida en esta narración. Pomponazzi empezó su enseñanza en Padua en 1488, pero, cuando esa universidad se cerró por la guerra de La Liga de Cambrai, le llamaron a Ferrara en 1510 antes de ir a Bologna en 1511, donde se quedó hasta su muerte. Ya que Achillini murió en 1512, se supone que fue colega de Pomponazzi en Bologna por sólo un año, mientras que el nombre de Nifo no aparece en las nóminas de la facultad de esa universidad. En Bologna el nombre de Pomponazzi no sólo encabeza la lista de los profesores corrientes en filosofía, sino que por varios años dio conferencias allí sobre filosofía.

Por lo que además de Florencia, Venecia y Roma las ciencias y las artes se cultivaron y desplegaron como un reticulado luminoso que destellaba igualmente en las ciudades de Ferrara, Padua, Milán, o Bolonia, de donde es precisamente Arcángelo de Burgonovo (1564-?), cuya obra ha sido tachada por Scholem de plagio, como si el recopilar, traducir y escribir sobre la simbólica cabalística apoyándose en textos de sus predecesores fuera una burda copia, lo cual no es así desde el punto de vista de la tradición, que generación tras generación se va reproduciendo, y no hay objeción a cómo el modelo del Arbol de la Vida y otras simbólicas son explicadas y expuestas en pos de su actualización. Y esto parece no haber sido comprendido por numerosos críticos, que se invisten de autoridad para despreciar a autores como el que ahora nos ocupa. Burgonovo fue discípulo de Giorgi, y escribió unos Comentarios sobre las conclusiones de Pico de la Mirandola según los sabios cabalistas donde recoge material del Conde de la Concordia, de Paulus Ricci, Reuchlin, León Hebreo, incluyendo además los textos fundamentales de la Cábala, tal el Sefer Yetsirah, todo lo cual publicó en Venecia en 1569. En 1557 había editado en Ferrara un Dichiaratione sopra il nome di Giesu secundo gli Hebrei, Cabalista, Greci, Caldei, Persi et Latini, y en 1564 publicará en Bolonia su Apología.

Este personaje se movió por Ferrara, corte gobernada por los d'Este, otra de las familias protagonistas de primera fila del momento, así como los Gonzaga215 lo fueron para Mantua, las que promovieron a través de sus alianzas matrimoniales, luchas e intrigas, toda una suerte de oportunidades para los intercambios a muchos niveles. Queremos decir con ello que no existe sólo una lectura literal y horizontal de la historia –tejida de anécdotas y acontecimientos–, sino también, y sobre todo, una vertical, donde las constantes cópulas, aventuras y desventuras de los dioses se reflejaban en las existencias asombrosas de estos personajes. Emanaciones celestes que los fecundaban y que en un gesto de gracia devolvían a su entorno en forma de la magnífica recreación cosmogónica plasmada en sus villas, jardines, celebraciones, bailes, comercios, entretenimientos, estudios, lecturas, libros, viajes, etc., como una gran alabanza y canto a los indefinidos nombres de la divinidad. Lo que aún hoy, herederos de esta tradición, seguimos realizando en el espacio inmenso del alma, que ningún totalitarismo podrá jamás destruir.

Para ir completando, siempre de forma deficiente, todo este panorama tan amplio del recalado del pensamiento cabalístico en la Italia renacentista, debemos acercarnos ahora a un personaje que ya vivió en los tiempos próximos a los vientos paralizantes de la Contrarreforma. Período que aun y su rigidez, no logró acallar unas ideas que por su fuerza laten todavía en la actualidad. Nos referimos a Giordano Bruno.

NOTAS
208 Del movimiento de la octava esfera, obra llena de filosofía y matemáticas, donde se demuestran de modo más claro que el día tanto los errores de los Antiguos como de los Modernos, y donde se pueden leer varios dogmas de los platónicos y de la antigua magia, que los Hebreos llaman Cábala, al cual se añade una epístola sobre los autores de la astronomía.
209 La Kabbala cristiana del Renacimiento, op. cit., pág. 103-104.
210 Representada en Bolonia en 1530 en la fiesta de la coronación de Carlos V ofrecida por Clemente VII. En los estudios del teatro y la literatura italianos se suele ver a esta obra como precursora de montajes escénicos rápidos y nuevos así como sus aportes a la lengua en la definición de determinados giros y frescas incorporaciones al italiano en términos de fina ironía.
211
212 Encyclopaedia Judaica. Ed. CD-Rom. Keter Publishing House, Jerusalén, 1997.
213
214 Lynn Thorndike, History of Magic and Experimental Science Part 9. Columbia University Press, New York, 1941, pág. 94.
215 Ambas familias estuvieron muy ligadas, tan es así que Isabella d'Este (1479-1539), se casó con Francesco II de Gonzaga (1466-1519) y tuvieron a Federico II (1500-1540). Su corte, que incluía todo un séquito variadísimo de personajes, así como sus villas y palacios, fueron núcleos importantísimos en su momento, y se los destaca por su mecenazgo de artistas de todo tipo. Entre los d'Este, mencionar también a Alfonso I que se casó con Lucrecia Borgia, hija del Papa Alejandro VI, mujer que logró una de las cortes más esplendorosas de su tiempo en Ferrara.