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Una sola cosa inmóvil hay en el universo. A nuestros efectos humanos eso es la invisibilidad de la Idea. Con las mismas palabras se pueden enunciar conceptos diametralmente opuestos y siempre se supondrá que se sabe lo que el otro siente, piensa, conoce. La luz está siempre presente; sólo nos separa de ella, un abismo psicológico de incomprensión; sin embargo ella es permanente a pesar de todas las negativas pues es imposible alterar un orden en el que nuestra acción es parte de un juego de sombras. La luz no se perturba, sigue impertérrita y fija ya que ella no es una superestructura mental inventada, propiedad de los hombres. Conocer el juego es aprender a salir de él. Jugándolo.